A esta altura ya nos queda claro que no importa cuán peligroso sea el covid, ni los gobiernos ni los médicos nos van a volver a decir que usemos mascarilla, ni cuál ni cómo. Queda a criterio de cada quien si queremos dejar de rifarle la vida a alguien más con nuestra terquedad y nuestro desconocimiento de las leyes de Newton que en el 1600 ya había comprobado científicamente que la tierra es redonda pese a Gastón Pauls y todos los Pauls. Como vemos este diario no solo empieza tarde, tampoco es lineal. Y tal vez sea el diario del ostracismo tanto como del abandono o el de la tristeza. Diario de usos múltiples. Diario de heterónimos como Pessoa pero en el tecnoapocalipsis industrial.
Aparentemente me quedaron dos emociones: tristeza y tedio. La doble T. también desgano y apatía. Como estar muerta en vida. Apenas leer… escribir algo… (claro, para mis parámetros). Y especialmente no tener con quién llorar, eso lo extraño tanto como las librerías. Este es el mundo sin feedback. Casi nadie pregunta cómo seguís luego de una crisis del mismo modo que tampoco te saludan los domingos. Me molesta. Lo único que hago es trabajar y las tareas del hogar. Quisiera que hubiera con quien hablar y con quien llorar. Pero la amistad es una mentira ya a esta altura. Antes también lo era, pero no me daba cuenta. O la dejaba pasar. Sobradas pruebas tengo. Algunas aun vienen acá a fisgonear. ¿A qué vuelven, silenciosas, a espiar? ¿A ver si me volví totalmente loca? ¿Si sigo siendo lo que ellas suponían? Sinceramente, no sé qué miran, pero si quieren pagarme una clase seremos peep show de las puteras.
Perdí la libertad condicional y la vida que tenía; perdí quién yo era. Debo hacerme de nuevo. No sé muy bien cómo. ¿Podré? La sociedad y sus ganas de normalidad hasta en las supuestas disidencias que son caligulitas nomás me robaron todo lo que durante tanto tiempo había construido para guarecerme de lo que fue un comienzo de vida tortuoso, falta de vínculos y familia, manadas que no logré organizar, y exclusiones con las que las kirchernisman especialmente se cansaron de fustigarme: ¿hay algo de lo que no se me haya acusado una KriSSpaSSion lover? Pero ya escribí ese libro, y se está vendiendo bien.
Todo tirado por la borda si no me rifo yo también lo que me queda de “salud”. Me obligan a ser otra o a fingir que no me doy cuenta y seguir. Pero me doy cuenta. Por desgracia, estoy en el grupo de las que no se pueden hacer las que no vieron ciertas cosas. Del mismo modo, que me gustaría que las supuestas disidencias me dejaran en paz. Ya no tengo que ver con ustedes y que continúe leyendo a Jack Halberstam, por decir alguien, no me convierte, vade retro, Satanás, en activista. No, no quiero estar para ustedes porque ustedes no estuvieron para mí. Lo siento en el alma. Esta vez no puedo acomapañerles pero es que ya no creo en un nosotres ni en un nosotras ni en un nosotros ni en un nosotrxs. Hasta creo que ya no hay que creer en eso si queremos que sobreviva alguna orca. Hasta yuta me dijeron, ¿se olvidaron?, por plantear que comunidad y colectivo sin mascarilla de calidad es igual a heterocapitalismo. Son la CGT del afecto. 5 años haciendo la plancha y ahora se ponen a coser tapabocas como las damas que hicieron para Belgrano la bandera argentina, según cuenta la leyenda.
Siempre que pueda me propongo escribir algo. Hasta acá llegué hoy. Usque Hunc diría un manuscrito medieval de un monje en una abadía que ocultó en algún estante infinito inalcanzable algún poeta latino soez para salvarlo del tiempo y yo soy una anacoreta.
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Me alegra que les ayude a hacer pensar como me escribieron.