Estaré nuevamente en CABA cuando leas este texto. Lo escribo ahora por qué ignoro si luego tendré tiempo para hacerlo. Tengo una carretilla roja como el poema de William Carlo Williams pero te guardo una ciruela para que el domingo sea menos amargo. ¿Sabías que las frutas son así de dulces porque como la gente es adicta al dulce, luego la industrialización de los cultivos selecciona las cepas más dulces de los árboles y descarta a las otras desde antes de que hubiera transgénicos? Curiosidades. Mi ciruelo no da ciruelas ni tan dulces ni tan grandes como las de la verdulería. Selección natural = a selección cultural. Ahí nos habíamos quedado.
Quizás esto sea lo último que escriba porque perfectamente se puede morir en una videocolonoscopia y yo soy de las que pone “no reanimar ni resucitar” en el consentimiento informado con resaltador que me hacen firmar. Si pasa, mirá, mejor. Me dan pena, obvio, los animales, pero yo no. Ver como el planeta se quema para que jueguen con las imágenes de Mizayaki (porque consume MUCHA agua el CHATGPnoséqué) para hacer ver a los soldados del agente imperial en medio oriente como lindos dibujitos es demasiado. Cuando me sienta completamente desbastada, pensaré lo que le hicieron a al último sempai shihan, al último venerable. Y todas estas cosas son siempre hechas en nombre de aquellos que están en la mira y servimos como cobayos (pobre cobayos): la ciencia que vino a tender puentes hacia la normalidad con sus avances científicos y ahora gracias a la IA aquella persona con parálisis cerebral vuelve a poder hablar después de 3 décadas; pero ¿quién accede y hasta cuando?
Se me fue el miedo. Tengo cansancio.
Me niego a ser su guía. No saben cómo funciona un faro, pero funciona al revés: indica dónde está la costa y adónde no hay que acercarse. Tampoco quiero ser ni su triunfadora, ni su emprendedora, ni su celebrity, ni nada. Su payasa, su bufón. La que llegó a algún lado. La que logró algo más que perder. Su influencer. Su madre. Su cuidadora. Ojalá algún pueda dejar de ser yo, y dejar de ser. No existir mas. Para nadie. No vivir. Para algo. Toda la vida a náufraga a la deriva. Asiéndome a cualquier cosa para salir a flote, así sea un tiburón. Así quedé. No obstante, ya se habrán dado cuenta, vivo apasionadamente hasta mi miseria.
¿Será esto un diario o una carta que debería ir en segunda persona? Le escribo a quienes un día descubrirán los secretos familiares de la vuelta a la normalidad, el secreto de su actual discapacidad. A quienes sus progenitores enviaron a las escuelas a contagiarse hasta el fin para volver a un mundo que ni era deseable y por supuesto ya no existía so pretexto de un futuro, el avance, el progreso y la civilización (¿Esto me habrá pasado a mí también? Al fin de cuentas son una niña alimentada a ultra procesados hasta que aprendí mucho mucho tiempo después lejos de mis progenitores). Quiero dejarles constancia qué fue lo qué pasó realmente desde el punto de vista de alguien que en otro tiempo histórico hubiera tenido un destino ahora que convertirse en estratega emprendedora de manejo de publicidad en meta es una habilidad que por default nadie que quiera hacer dinero para pagar las expensas no puede no saber. Por eso, Mizayaki está tan ofendido y yo tan triste. La memoria depende de como se desvanezca el recuerdo, cómo se marchite, cómo se ajuste conforme a lo que se cree recordar. La memoria es más frágil que las ilusiones. Y les van a contar otra cosa. Como otra cosa se ha contado de otros momentos tan críticos como este que nos llevaron a este. Quiero dar mi versión de los hechos así sea ante mi misma.
En algún momento pensé que estaba mejor pero solo había una gran cantidad de ilusiones y excusas que hacían de valla de contención al dolor que ahora me azota a vendavales.
¿Será un diario, cartas o aguas fuertes de mi alma?
En Irlanda, también escribía un diario que subía a un blog. Ahí aprendí la soledad, su tristeza y su productividad. En otro tiempo, habría tenido un destino. Habría sido una masageta, o una escita, de a caballo contra el imperio Persa. Si, cariño, te mintieron, las escitas y las masagetas peleaban, y las celtas también.
Existe una chance de que más adelante encuentren consuelo en estas palabras los esclavos tullidos obligados a nacer en este mundo donde se gasta agua que ya no sobra para que una horda de mediocres logren imitar y apropiarse sin consentimiento, mediante un dispositivo técnico, que un día nos hará cagar, las imágenes que un viejo japonés misántropo, místico y auténtico durante décadas creó y enseñó a crear a mano para criticar la guerra y la destrucción de las cosas bellas que viven en este planeta desde hace siglos, como el tiburón ciego del mar ártico en Groenlandia de 400 años. Vos no lo ves, pero una parte de este diario se escribe en cuaderno.
Y tal como lo dije hace ya un tiempo, mientras ustedes ahí fuera creen en la salud como selección natural y el estado natural de los cuerpos, pero con los pelos de colores 4 géneros y 25 pronombres, llegó finalmente el día donde elegirán qué medicación ingresa al país y cuál no. Y yo sé que vos creés que este es solo mi problema de los tres estúpidos que vos también creés tenemos el privilegio de tomar una medicación subsidiada pero esto también es TU problema porque ahí afuera los patógenos, la contaminación y los pesticidas te están enfermando y no hay manera ni adonde huir, es decir, más temprano que pronto vos también vas a necesitar ese tratamiento novedoso que sí existe en otros países si querés vivir. Me cronificaron hasta acá para que pueda saber qué se siente que podrías ser la próxima que ya no tenga su medicación ni aunque pudieras pagarla porque sencillamente ya no se va a permitir su importación.
Diario del dolor y la misantropía. Diario del resentimiento. Diario de la deseperación.
Oss Mizayaki.
Y si nos nos volvemos a ver vale atque ave.